Y
entonces pasó alguien que olía a vainilla. Vainilla… cuántos recuerdos
guardados en un simple perfume… Me encantaba pero lo odiaba a la vez. Me encantaba
el olor a vainilla, sobre todo en ella, me encantaba abrazarla y sentir ese
olor. Pero lo odiaba, odiaba no sentir ese olor desde hacía tanto, odiaba no
tenerla cerca, odiaba no poder abrazarla, odiaba haber sido tan idiota como
para haberla dejado ir. En ese momento se me ocurrió mirar a ver quien llevaba
ese perfume, con las esperanzas de que fuera ella y… No me lo podía creer, era
ella, después de todo un año sin saber nada de ella hora estaba ahí, delante de
mí, con su perfume avainillado.
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