Este verano vamos a tirarnos de cabeza
a la piscina.
A lo bestia.
Sin comprar billete de vuelta.
Sin manguitos.
Eso son cosas de críos
y nosotros dejamos de serlo
cuando nos atrevimos a marcar un gol
en la portería de Amor.
Ya no hay madres defensa,
padres delanteros
o abuelos porteros.
Estamos solos en este partido
que algunos ya han dado por perdido.
Podemos gritarnos un ‘te quiero mucho,
como la trucha al trucho’
para despistar al equipo contrario
e irnos de rositas al vestuario,
habiendo ganado
con una sola jugada, el campeonato.
Del mundo – el nuestro - reyes somos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario