Hay
momentos en los que lo único que quieres hacer es estar sola, en aquel lugar
que tanto te gusta, y derramar todas y cada una de tus lágrimas llenas de
sentimientos. Sentimientos de dolor, de decepción, de tristeza y de rabia. En
esos momentos solo necesitas gritar y llorar, para liberarlo todo. No quieres
ver a nadie conocido, y menos que te pregunten qué te pasa, cuando saben
perfectamente que les responderás con un “nada”. Un “nada” que es más que todo
lo que se dice. Solo lo hacen para ver si, por casualidad de la vida, ese día
se te ocurre explicarles algo, para después contárselo a medio mundo.
En
esos momentos no te aguantes las lágrimas, suéltalas, mejor desahogarse, soltar
esos sentimientos. Te sentirás mejor. No hagas caso a aquellos que te digan que
no llores, son unos hipócritas, cuando ellos lloran no quieren parar, pero
quieren que tú dejes de llorar. No te guardes las lágrimas.
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