sábado, 4 de mayo de 2013

Mi rutina, mi ruina.

        ¿Has pensado alguna vez en dejar de fingir? ¿Dejar de mentir a la gente? ¿Mostrar tus sentimientos a la gente? ¿Parar de aguantarte las lágrimas y sonreír falsamente? Serías más feliz, no vivirías tan ‘en secreto’. Podrías ir por la calle sin fingir, sin mentir, sin engañar a la gente que te quiere. ¿Lo has pensado nunca? Soltar todo lo que piensas, gritar lo que sientes, olvidarte de esa sonrisa de maquillaje. Quitarte ese gran peso de encima, la mentira – le dije intentando convencerla de que sería mejor para ella.
-          Lo he pensado muchas veces, cada vez que miento lo pienso, pero es que no quiero dar pena y es lo único que conseguiré haciendo esto. He elegido este camino y así va a seguir siendo. Voy a seguir fingiendo. A parte, dudo que les importen mucho mis problemas a los demás y tampoco creo que les importo yo, pero bueno – y se echó a llorar.
Nunca la había visto llorar y se me partió el corazón. No sabía qué hacer y lo único que se me ocurrió fue abrazarla y eso hice.
-          Tranquila, llora si lo necesitas, desahógate cuanto quieras, pero luego tienes que sonreír y no de mentira. Solo es una mala época, no una mala vida. Vas a salir de esta mierda y yo te voy a ayudar.
-          Es que todo me va grande, los problemas me superan y tengo demasiada presión. No puedo con todo esto yo sola – me dijo apartándose de mí y mirándome a los ojos. – Todo son días grises, esto no acaba nunca. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Cada noche acabo durmiéndome llorando. Todo esto puede conmigo. Ya he intentado ser fuerte, ser feliz, pero es que siempre pasa algo. Cada mañana digo que voy a comerme el mundo y lo único que pasa es que, al final, es el mundo el que me acaba comiendo a mí.
-          ¿Y por qué no les dices a tus amigas lo que te pasa? Ellas te podrían ayudar más que yo. A lo mejor ellas tienen los mismos problemas que tú.
-          Te digo yo que no tienen esos problemas, tienen una vida perfecta y se llevan bien con todo el mundo. Y tampoco me entenderían. Tampoco quiero agobiarlas con mis problemas, no quiero dar pena a nadie. Solo tú sabes lo que me pasa y mis problemas y miedo y… tampoco sé muy bien por qué decidí contártelo. Supongo que porque eres de los pocos que se preocupa por mí o porque me inspiras mucha confianza, no sé.
-          Pero… yo creo que te entenderían mejor que yo. Son tus amigas, ¿no? Pasan más rato contigo que yo.
-          Pero por muchos ‘te entiendo’ que me digan si no les pasa lo mismo que a mí no me entenderán del todo. Y tampoco quiero que alguien me entienda porque yo lo estoy pasando mal. No sé cómo ha ocurrido todo esto. Yo antes no fingía sonrisas, no tenía que aguantarme las ganas de llorar cuando iba por la calle, sonreía de verdad y si lloraba era de felicidad. Es que tengo mucha presión sobre mí. Siento que tengo que ser perfecta, que mis notas tienen que ser las mejores para que mis padres estén orgullosos de mí y no me griten. Y lo único que pasa es que todo el mundo me supera y me pasa por delante. Mis notas bajan y ya no son las mejores. Ahora tampoco me siento bien conmigo misma, me veo fea y un poco gorda, pero no voy a acabar anoréxica ni bulímica, no te preocupes. Luego llego a casa y todo el mundo me grita. Subo a mi habitación y me pongo a llorar desconsoladamente por esta mierda vida. Esta es mi rutina, mi ruina. No hago nada bien, no sé hacer nada bien excepto llorar.
-          Sí que haces cosas bien. Haces sonreír a todo el mundo, ¿sabes? A mí siempre me has sacado muchas sonrisas y a todas tus amigas también, seguro.
-          ¿Por qué me dices eso? Sabes que no es así…
-          Sabes que no me gusta mentir y que solo digo la verdad. A mí me has sacado muchas sonrisas, ¿sabes? Eres de esas personas que pese a estar peor que los demás se dedican a intentar hacer sonreír a todo el mundo. No me digas que no sabes hacer cosas bien porque mientes. Eres de las mejores personas que he conocido, de verdad. No mereces vivir fingiendo ni llorar cada noche.
-          A lo mejor nací para estar triste.
-          Aquí nadie nace para estar feliz o triste. Todos nacemos para vivir. Y tú no eres menos.
Y ahí acabó nuestra conversación, con una sonrisa por su parte y un abrazo por la mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario