jueves, 28 de noviembre de 2013

Tú. Yo. ¿Juntos?

Los dos. Sentados en un banco. Tu mano en mi pierna. Yo con la piel de gallina. Un escalofrío recorre mi cuerpo. No puedo. Me levanto y me tiemblan las piernas aunque sea verano. Joder, contigo temblaría aunque estuviéramos en el puto desierto. Me pongo a llorar. Sin motivo aparente. Pero en realidad sí que hay motivo. Todo es muy raro. Nunca llegué a pensar que estaríamos aquí, juntos, contigo diciéndome que me quieres. Cuántas veces habré soñado con este momento. Cada día, en cualquier momento. Con cada sonrisa que me has regalado has ido ocupando un espacio más en mi corazón, chico. Que algún día me reventará, que ya no queda casi espacio. ¿Qué hago? No me da tiempo a hacer nada porque ya te has levantado y me estás secando las lágrimas, susurrándome un 'tranquila' en la oreja, con tus labios rozándome. No dudo. Giro la cabeza sin aviso previo. Tus labios junto a los míos. ¿Quién me lo iba a decir que hoy estaría besándote después de habérmelo imaginado tantas veces y haberme quitado esa idea de la cabeza tantas otras?

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