Hola. ¿Cómo estás? ¿Cuánto
tiempo, eh? Ya tardabas en venir, querida (no tan querida) Soledad. Nadie te ha
echado de menos. Podrías haberte quedado donde estabas. Aquí estábamos bien sin
ti. Pero has venido a ocupar el
lugar de todos esos que me han dejado. Pero a ti no te quiero. Los necesito a
ellos. Vete. No vuelvas nunca más. Aquí nadie te necesita (o quizá sí pero no
quieren que vengas). Huye. Hazme caso de una vez y déjame.
Andreaaaa *-*
ResponderEliminarme ha encantado el texto, de verdad, yo muchas veces recibo a la soledad, ya es costumbre, pero la odio. Si al menos me sirviera para escribir tan bien como tú, hasta me gustaría más.
Un beso :)