Andas entre la gente. Huyendo de
todo. Intentando buscar tu lugar. Pensando con quién podrías encajar. ‘Nadie,
deja de pensar, estúpida. Tú eres tú y por ese simple hecho no vas a encajar
nunca con nadie. Quédate sola.’ te grita alguien en tu propia cabeza. Sabes que
tiene razón. Eres una egoísta, estúpida, ingenua e incrédula. Nadie nunca
encajaría contigo. Y, aunque lo hiciera, nunca querría. ¿Quién querría ser
amigo de alguien que se pasa los días llorando, quejándose y odiando a todo ser
viviente? Nadie. Sola. Así vas a acabar. Y así empezaste. Y así estás.
Sigues avanzando entre la gente
hasta que decides hundirte. Y te tiras allí en medio. Llorando. Queriendo desahogarte.
Pero lo único que consigues es estar peor. Recibes patadas y ‘apártate de en
medio, gilipollas’ o cosas por el estilo. Ya has escogido tu destino. O este te
ha escogido a ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario