Pip-pip, pip-pip, pip-pip, pip-pip, pip-pip. Dejo sonar
cinco justos. Cada mañana igual. Paro ese maldito aparato con una mueca de
desagradecimiento y odio. Qué pena que no pueda dormir eternamente, vivir en un
sueño, una burbuja en la que es imposible diferenciar real de lo que no. Qué
pena no poder volver al pasado, buscar los mil y un motivos por los que se fue
sin decir motivo alguno.
Que si la echo de menos, llevan cinco meses preguntándome. Cada
mañana, cada media mañana, cada mediodía, cada tarde, cada media tarde, cada
noche, cada medianoche. Y así todo el rato.
Ya no tengo su risa para despertarme. Ese sonido que me
permitía relajarme un rato, pensar ‘no es un sueño, es real, está aquí’. Hasta que
se fue. Y nunca más he vuelto a oír su risa. Han pasado muchas risas por esas sábanas
pero ninguna como la suya. Risas vacías, falsas, sin sentimiento.
Cuántas lágrimas quedarán aún en esa almohada. Cinco. Cincuenta.
Quinientas.
Lo único que no me ha gustado de la entrada ha sido la frase "buscar los mil y un motivos por los que se fue sin motivo". Es una absoluta contradicción :s Pero por lo demás genial, como siempre :)
ResponderEliminar