domingo, 12 de enero de 2014

Vivamos.

Tomémonos una última copa. Ahoguemos las penas en alcohol antes de que nos ahoguemos nosotros entre ellas. Flotemos entre flores que caen de los cerezos.  Olvidemos quiénes somos para convertirnos en quiénes queremos ser. Recordemos el pasado, olvidando el presente. O al revés, creo. Quién sabe. Quién coño sabe de la vida. Riamos como locos desesperados sin rumbo por las calles tambaleando mientras los viejos se quejan. Rompamos el silencio.  Arreglémoslo con más ruido. Creámonos niños correteando arriba y abajo por la plaza. Dejemos las preocupaciones aparte.

Olvidémonos de todo por un rato. Hagamos aquella cosa rara que pocos hacen llamada vivir. Qué locos. Cómo se atreven a vivir. No puede haber gente más rara que la que vive.

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