Esta es aquella
historia importante
que reposa, eminente,
en el estante:
Lo que dice tu sonrisa
para mí va a misa.
Si quieres, nos vamos
a Pisa,
ahora, a toda prisa.
Podemos pararnos en
Milán
si prometes que me vas
a amar.
Bailamos bajo la luna
de Roma
mientras me empapo de
tu aroma.
Surcamos los canales
de Venecia
y esta brilla por tu
presencia.
Nos perdemos por las
galerías de Florencia,
disfrutamos de obras
auténticas.
Recorreremos Italia
entera
y la convertimos en
nuestra.
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