lunes, 24 de noviembre de 2014

Y dispararte en la sien.


Te disparo con la única arma que sé usar: las palabras.
Las letras se te van clavando por todo el cuerpo, dejando marca a su paso.
Pum. Pum. Pum.
Déjame decirte que ya no te quiero.
Pum. Pum. Pum.
Déjame gritarte.
Reventarte.
Acabar con todo aquello que algún día creí amar.
Quiero dejarte irreconocible.
Que los forenses no sepan quién eres.
Aunque, en realidad, tampoco yo lo sé. Dímelo.

Lo siento, debo irme, los vecinos parecen haberme oído, pronto vendrán a preguntar qué pasa, qué son esos ruidos.
Me gustaría quedarme, pero no quiero que la policia me confisque lo único que hace que me sienta viva: las letras.
Recuerda: ya no te echo de menos.

Ojalá nunca nadie.

2 comentarios:

  1. Ojalá nunca nadie. No sé qué decir. A veces querría llorar de lo que haces sentir. En serio, llegarás lejos. Te quiero.

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    1. ¿Cómo se supone que debo responderte? Sabes de sobras que un 'gracias' no sería nada en comparación a la magnitud de tus palabras, pero sé qué decirte, así que gracias un millón de veces.

      Te quiero.

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