Dejas la mente en blanco. Te paras a pensar. Piensas en la última vez que fuiste feliz durante más de un día. Te asustas. No se parece nada a lo que ves ahora. Felicidad. Risas sinceras. Brillo en los ojos. Esperanza. Basta dijo el Universo. Ahora quería que sufrieras. ¿Por qué? Sigues sin saberlo. Solo sabes que a partir del día siguiente todas esas cosas empezaron a desaparecer. Gota a gota se derramaban de tu vaso. Ahora quería que sufrieras. ¿Por qué? Tu vaso ya ha empezado a derramarse. Por todos lados. El desastre cada vez es mayor. Pero no puedes hacer nada para que deje de derramarse. Por mucho que lo intentes. Nunca consigues nada. Aun así crees que puedes soportarlo. Tampoco es tanto. Hasta que el vaso empieza a recibir golpes. Se hace añicos. Mierda piensas. Ahora ya no puedes hacer nada. Ya está destrozado. El desastre ya no se puede solucionar. ¿Y si todo lo que habías vivido antes era la realidad disfrazada? ¿Y si la vida en realidad es así de desastrosa? Da igual. Ya no te importan las respuestas a todas tus preguntas. Solo quieres volver a lo de antes. Pero eso no va a volver. Nunca. El vaso ya se ha destrozado. Nunca volverá a estar como al principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario