jueves, 14 de noviembre de 2013

Los cristales se empañan con la lluvia que cae. Los coches empiezan a ir rápido, más aún. Pasan por charcos mojándome hasta las rodillas, pero me da igual. Me siento en la acera, mojada también, y empiezo a llorar. ¿Qué pasó? ¿Cómo pude no darme cuenta de lo mal que lo estaba pasando? Soy una inútil, un puto desastre. ¿Cómo había podido estar tan ciega? ¿Cómo había llegado a pensar que sería conmigo? Solo había hecho que se sintiera peor, seguro. No me había dicho nada para no hacerme daño a mí. Estúpida, soy una estúpida. Siempre que pasábamos por el puente se quedaba un rato mirando hacia los coches de abajo. Mierda, ¿cómo pude ser tan ingenua y creer que ya estaba mejor? En realidad no lo estaba, qué tonta había sido creyéndomelo. ¿Qué voy a hacer yo ahora?
Me levanto, ya dándome igual todo y me dispongo a cruzar la calle. Y pasa. Oigo ruidos y gritos. Las ruedas de un coche que chirrían sobre el asfalto mojado. Y yo no me muevo
Mi habitación. Mi cama. Todo está como siempre. Me giro y estás ahí. Suspiro profundamente y me seco las lágrimas. Y te abrazo. Me duermo, aunque voy aflojando el abrazo a medida que el sueño se apodera de mí, rindiéndome a la oscuridad y al agotamiento, no te suelto. Puede que no te des cuenta de ello, pero sigo aquí. Porque, a pesar de que demasiadas noches te duermas llorando, aquí, a mi lado; a pesar de que me sonrías y me digas que estás bien, cuando los dos sabemos que no es verdad; a pesar de que seas indomablemente terco a veces, sigo queriéndote con locura.
Buenas noches...


Y entonces me miras. Me miras directo a los ojos, sin velos que cubran mentiras piadosas, ni engaños, aunque sean bien intencionados. Me miras a los ojos y, sin apartar esa mirada a la cual yo correspondo, veo de reojo como tus labios se curvan en una sonrisa creciente. Y el sol parece estar en el punto exacto del cielo para verter su luz sobre ti de una forma especialmente dulce, y que el sonido de las olas nos incita suavemente a respirar profundo y dejarnos llevar.
Y en este ambiente casi paradisíaco, y con la sonrisa que me brindas, sincera, clara como el agua, empiezo a tener la certeza de que todo va bien. De que, por fin, vuelves a sonreírme con ganas. Y vuelves a irradiar esa alegría y vitalidad de las que me enamoré meses atrás.



Esta entrada tiene un valor especial para mí. La mitad la escribió una amiga, cuando yo le enseñé lo que yo había escrito y me encantó, la verdad. Y aquí está. Como ella quería que dijera, este entrada es feat Naira (http://unbilletedeidadireccionalodesconocido.blogspot.com.es, leedlo, vale la pena, aunque hace tiempo que no cuelga nada, está genial). Y sé que su parte está mucho mejor, pero bueno, sin mi parte quizá no tenía sentido. Gràcies, tonta.

3 comentarios:

  1. No he entendido del todo la entrada, ya que la chica se suicida y luego está en la cama con un chico... Representa que los dos están muertos y juntos , ¿no?
    Besoos

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