domingo, 9 de marzo de 2014

Sin sentido de una tarde de domingo.


Llórame poesía, mira esos versos como caen de sus ojos. Las rimas se desmontan por sus mejillas. Asonantes, consonantes, todas se rompen en el llanto. Acaban perdidas y desperdigadas, solas, sin más sonido que el de sus propias letras. Pero nadie las lee. Y, como sabéis o deberíais saber, lo escrito que no es leído, acaba muriendo. Así que tus bellas lágrimas mueren en el olvido de todos esos que no se atrevieron a entenderlas. Y mueres. En ese vacío en el que todo podría hacer eco pero todo es silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario