Llórame poesía, mira esos versos como caen de sus ojos. Las
rimas se desmontan por sus mejillas. Asonantes, consonantes, todas se rompen en
el llanto. Acaban perdidas y desperdigadas, solas, sin más sonido que el de sus
propias letras. Pero nadie las lee. Y, como sabéis o deberíais saber, lo
escrito que no es leído, acaba muriendo. Así que tus bellas lágrimas mueren en
el olvido de todos esos que no se atrevieron a entenderlas. Y mueres. En ese
vacío en el que todo podría hacer eco pero todo es silencio.
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