viernes, 2 de mayo de 2014

Epitafio pueril.



Hoy he ido a mi tumba y me he regalado el ramo más bonito que he encontrado en la floristería de al lado de casa. He reseguido con los dedos el epitafio que escribí cuando era solo una niña de once años. Me he detenido a mirar la gran variedad de grises que hay en la piedra de la lápida, quitándole el polvo que se ha ido acumulando con el paso de los años.
Hacía tiempo que no iba a visitarme. Las flores de la última vez ya estaba más muertas que yo. La foto de aquella niña sonriente que lleva un vestido amarillo se había vuelto un poco amarillenta y su marco ha sufrido y se ha quedado agrietado.
Me imagino dentro de aquel ataúd de roble oscuro, tumbada, con los ojos cerrados, el rostro pálido, más que en invierno, con una leve sonrisa inocente dibujada en los labios, sin querer. Llevo mi vestido favorito, el amarillo de la foto, que me llega hasta la rodilla. Llevo mi castaña melena recogida en dos trenzas, con un lazo a conjunto con mi atuendo en cada una de ellas. Un collar de cuentas amarillas me rodea el cuello, adornándome. Los zapatos, como es de esperar, amarillos, con una hebilla que evita que salgan precipitados en alguna de mis carreras hasta la arena del parque.
Recuerdo el funeral como si fuera ayer. Estaba sola, no había ido nadie más, aunque tampoco era menester. Me hallaba llorándome a mí misma en un lugar frío y muerto.
Hoy no me he llorado. Me he sonreído y he dejado un suave beso en la foto de aquella niña que ya no era.
¿Cuántos cementerios de infancia deben haber?

“Muerte en vida.”

10 comentarios:

  1. Entre la música y la forma tan delicada que tienes de describir que has perdido esa parte de ti o a ti, entera, que dsaojdiawd. Sin palabras. Me ha encantado Luna.
    Un beso, Utopías.

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    1. Me alegro de que te haya gustado, ay. Muchas gracias.
      Besos lunares, Luna.

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  2. Maravilla. Creo que la Luna se te queda corta, vaya

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    1. Uy, para nada. La Luna y tus palabras me quedan grandes.

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  3. ¿Que será lo siguiente? Porque me llevas sorprendiendo tres veces seguidas. Yo que sé, te odio y te admiro a la vez, espero que entiendas.

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    1. Quizá, si me odias, te esté sorprendiendo para mal.

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  4. ¿Por qué quiero enmarcar cada una de las frases que escribes?

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