Deberíamos
dejarnos llevar un día de viento, dejar que él nos lleve a algún lugar mejor.
Quizá él sabe dónde encajamos y dónde deberíamos estar. Dejémosle hacer,
entonces.
Puede
que cada vez que nos intente llevar en sentido contrario solo nos esté intentando
hablar, indicarnos que ese no es nuestro sitio. ¿Por qué no hacerle caso? ¿Qué
más podemos perder? No tenemos nada que perder puesto que no nos queda nada.
Arriesguémonos por una vez. Ya lo hemos perdido todo. Apostemos una vez más. Si
nos rompemos un poco más por los empujones del viento no nos pasará nada.
Hagamos algo de una vez por nosotros. Dejemos a los demás de lado.
Escribes muy bien, la verdad, me gustan mucho tus entradas y tus textos.
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